Recorrido ideal para disfrutar de los paisajes y las ciudades más emblemáticas de Europa.
Desde los picos accidentados de las montañas, los cañones lejanos y los viñedos cultivados en terrazas de la zona norte, hasta las playas vírgenes, las onduladas colinas y los anchos horizontes del sur, Portugal ofrece un abanico fascinante de cosas […]
Desde los picos accidentados de las montañas, los cañones lejanos y los viñedos cultivados en terrazas de la zona norte, hasta las playas vírgenes, las onduladas colinas y los anchos horizontes del sur, Portugal ofrece un abanico fascinante de cosas por descubrir.
Clima ameno, 3000 horas de sol al año y 850 km de espléndidas playas bañadas por el océano Atlántico hacen de Portugal el destino perfecto para todas las estaciones.
En este país, que tiene las fronteras más antiguas de Europa, encontrará una gran diversidad de paisajes a corta distancia, muchas actividades de ocio y un patrimonio cultural único, donde la tradición y la modernidad se conjugan en armonía. La gastronomía, los buenos vinos y el pueblo hospitalario completan la oferta turística de calidad que encontrará.
Situado en el extremo sudoeste de Europa y a pocas horas de cualquier capital europea, Portugal atrae a visitantes de todas partes del mundo. Descubra también el encanto de este país.
Hace miles de años, el territorio actualmente ocupado por Portugal ya se encontraba habitado y sus fronteras como país se definieron ocho siglos atrás. Esta dilatada historia se refleja en una cultura particular que resulta de la unión de los distintos pueblos que aquí se establecieron y de aquellos que los portugueses fueron encontrando a lo largo de sus viajes de los Descubrimientos.
Se encuentra en las aldeas y en las ciudades, en los monumentos y en las tradiciones, a los que se fueron sumando influencias que los portugueses aplicaron con creatividad. Y el mar, siempre tan presente, también moldeó nuestra personalidad y nos llevó más allá del continente europeo, permitiéndonos aprender del resto del mundo y compartir con él.
El arte manuelino, los azulejos y el fado son expresiones únicas y auténticos símbolos de los portugueses, pero también son una contribución al Patrimonio Mundial. Entre monumentos, paisajes y patrimonio inmaterial, Portugal ya cuenta con 19 aportaciones a la lista de la UNESCO.
Portugal tiene una gastronomía tan rica y variada como su paisaje.
El mar imprime su característica más destacada a la cocina portuguesa. Saboreamos un sencillo pescado a la parrilla, siempre fresquísimo, al igual que el marisco que abunda en todo el litoral, y tenemos la certeza de que estamos en Portugal. ¡Porque aquí se encuentra el mejor pescado del mundo! Pero las cataplanas, las calderetas u otras formas de cocinar nuestro pescado y marisco también son elecciones acertadas.
En platos de carne, una sugerencia para todo el país: el cocido a la portuguesa, mezcla de carnes, verduras y embutidos variados, cocidos de forma suculenta. De norte a sur de Portugal, contamos con excelentes carnes DOP, ya sean de ternera, de cerdo o de cabrito. Y también frutas y verduras que conservan el sabor de antes, algunas de ellas también con DOP, porque muchas incluso provienen de producciones de tipo biológico.
El aceite de oliva portugués, de gran calidad, siempre está presente y forma parte de todos los platos, incluidas las recetas de bacalao (¡se dice que hay mil y una!) que preparamos y disfrutamos de forma excelsa.
Hay un vino adecuado para acompañar a cada plato. Tenemos vinos en todo el país, y si Porto tiene fama, los tintos de mesa de Douro, del Alentejo y tantos otros también son excelentes.
¡Y los quesos! Basta con mencionar el Serra, pero todos los del Centro de Portugal, del Alentejo o de las Azores son deliciosos.
Los dulces, con raíces en los muchos conventos en los que se preparaban, todavía hacen que hoy “demos gracias al Cielo”. Y no podemos dejar de probar un pastel de nata. Siempre va bien con un café, que tomamos expreso.
Al final brindamos con un Porto o un Madeira, los vinos generosos que desde hace siglos nos representan en lugares lejanos. O también brindamos con un excelente espumoso producido en Portugal, poniendo el broche a una comida memorable que chefs talentosos nos ofrecen por todo el país.
Portugal es una ruta de templos, cultos y fiestas religiosas que podemos recorrer movidos por la fe o por una espiritualidad de carácter más universal, ya sea en la búsqueda de lo sagrado o de cada uno.
Comenzando por Fátima, capital de la paz y uno de los principales lugares de peregrinación mariana de todo el mundo, muchos son los motivos de visita, desde la ruta de las catedrales hasta el descubrimiento de sencillas ermitas y capillas dedicadas al patrón local.
Con la herencia que su presencia dejó en el territorio, actualmente la fe judía también es motivo de descubrimiento, especialmente en el Centro de Portugal. Varios son los caminos que hoy en día recorren los peregrinos siguiendo los pasos que, en el pasado, tenían como destino Santiago de Compostela.
Al final, todos estamos hermanados por el mismo espíritu de igualdad en la diferencia, unidos por una causa común que es la ancestral apertura a los demás, tan característica de los portugueses. Y porque creemos en este movimiento auténtico de gustar y recibir, el cual nos sirve de inspiración, acogemos con alegría a quien nos visita, independientemente de su credo.
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